El horario de trabajo se amplía, los días se alargan y la hora de acostarse se retrasa. Son las consecuencias de la vuelta a la rutina. Lo hábitos se normalizan y el cansancio se acumula. La presencia de esta sensación es el peor acompañante en el camino de regreso a casa. En Grupo Torrejón te explicamos cómo afecta la fatiga a la conducción.
Consecuencias
La somnolencia es la cuarta causa de siniestralidad mortal en las carreteras nacionales, según informa la Dirección General de Tráfico (DGT). Su aparición reduce la percepción de las señales viales y otros factores indispensables para la correcta circulación. De hecho, el cansancio puede hacer que el tiempo de reacción en carretera aumente más de un 86%.
Este no es el único elemento de la conducción que se ve alterado con la fatiga. Las estadísticas han demostrado que los reflejos de los conductores también se reducen hasta un 60%. También, se merma la capacidad para tomar decisiones, se reduce la movilidad física y aumentan las distracciones al volante. Todos ellos son efectos derivados del cansancio.
Síntomas
Conocer los síntomas más comunes ayuda a evitar conducir bajo sus efectos. El sueño es su máxima expresión, pero antes de llegar a esta situación existen otros factores que anuncian su llegada. El picor de ojos, la pesadez y el agotamiento son las primeras manifestaciones.
Tras ellos, aparece el dolor de cabeza y la sensación de que los brazos se duermen. Todos estos indicios son signos claros de fatiga y pueden acelerarse con una elevada temperatura en el interior del habitáculo. La incomodidad del asiento y la deficiente ventilación del vehículo durante la marcha también ayudan a su aparición.
En Grupo Torrejón te hemos explicado cómo afecta la fatiga a la conducción. Ahora, sólo debes evitar circular cuando los primeros síntomas hagan acto de presencia.