Cada conductor madrileño desperdicia 105 horas al año en atascos. Es decir, 6.300 minutos. O lo que es lo mismo, 378.000 segundos, según datos recogidos en la página web Traffic Index de TomTom. No parece demasiado. Ahora bien, si extrapolamos estos datos al cine, este tiempo sería el equivalente a ver 35 veces la primera película de la saga El Padrino.
Esta experiencia al volante debería habernos servido para adquirir mecanismos que hagan más segura y eficiente nuestra circulación en situaciones de alta densidad de tráfico en la carretera. Aunque, siempre es positivo recordar algunos consejos que nos ayuden a refrescar o aumentar nuestro conocimiento en los atascos.
Previsión
Como su nombre indica, la distancia de seguridad nos permite guardar un espacio suficiente como para frenar sin colisionar con el coche que se encuentra delante. Dicho margen también debe respetarse en situaciones de circulación a velocidad reducida.
Otra buena técnica de prevención es, observar como circulan el tercer o cuarto coche que se encuentra por delante de nosotros. Esto nos permitirá saber si se va a reanudar o frenar la marcha.
Ser solidarios
No eres Fernando Alonso y, por lo tanto, no tienes que ser el primero. Sólo tienes que llegar a tu destino, al igual que el resto de conductores. Por eso, no debes pensar que te encuentras en un circuito de carreras y que la incorporación es la salida de boxes.
Si cedes el paso al conductor que intenta incorporarse a la carretera no vas a llegar más tarde a tu destino. Posiblemente, ocurra todo lo contrario. Si cada conductor facilita esta acción –efecto cremallera– evitaremos retenciones innecesarias.
Señalizar
Al igual que en el apartado anterior, el cambio repetido de carril no ayuda a que tu tiempo en el atasco se reduzca.
Si aún así decides hacer cambios de carril, recuerda que los demás conductores no están en tu cabeza, no conocen la maniobra que vas a realizar. Los intermitentes del coche sirven precisamente para advertir al conductor cuál es nuestro objetivo.
Tampoco debemos acelerar para impedir que un conductor realice la maniobra que ha señalizado previamente. La agresividad al volante no es buena compañera de viaje.
Evitar el efecto mirón
Esta es una costumbre muy extendida en retenciones producidas por accidente. Somos demasiado curiosos y esta acción influye directamente en la marcha del tráfico. Al observar el incidente reducimos, sin darnos cuenta, la velocidad y favorecemos el atasco.
Recuerda en la carretera no estás sólo y la seguridad de los demás pasa porque primero respetes la tuya propia. La paciencia junto con la radio o una buena conversación son tus mejores aliados para que los atascos no se conviertan en una tortura.