Los esfuerzos de los fabricantes de vehículos se han centrado en promocionar las ventas de coches eléctricos. Y el mercado parece haber reaccionado positivamente a este cebo.
Los datos reflejan un despunte en este subsector automovilístico. Su crecimiento a la conclusión de 2017 se estima en casi un 100% con respecto al ejercicio anterior.
Los peces están mordiendo el anzuelo. Con la fortuna de su lado, parece el momento idóneo para dejar la caña y echar mano a la red. El efecto arrastre puede dar grandes beneficios. Y las marcas lo saben.
No sólo lo saben sino que también centran sus inversiones en elaborar coches más atractivos, más ecológicos y sobre todo con mayor autonomía. La industria fantasea con volver a su mejor forma con los eléctricos.
El motivo de este desajuste se debe al actual test de homologación
Una tendencia favorable que ha fomentado la aparición de numerosos videntes en el último año. Futurólogos que vaticinan la desaparición de los automóviles con motores de combustión interna en no más de veinte años.
Todo parecía indicar que esto ocurriría. Lo cual no quiere decir que no vaya a suceder a pesar del último informe que ha emitido la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Esta advertencia puede desacelerar el movimiento y prorrogar la coexistencia de ambos motores. El comunicado en cuestión ha apuntado a la principal preocupación de los conductores: la autonomía.
La información vertida por la OCU avisa de la veracidad de esta capacidad y estima que la autonomía real de los coches eléctricos es, de media, un 36% inferior a la que anuncian las compañías en la publicidad de sus vehículos. Cifra que se eleva por encima del 43% si en el automóvil viajan pasajeros.
Resultado que no ha sorprendido a la organización que ha asegurado que el motivo de este desajuste se debe a que el actual test de homologación es más riguroso que su antecesor. «La Unión Europea permite a las marcas de automóviles seguir publicando los resultados del antiguo test de homologación de consumo durante un tiempo».