Las sanciones impuestas a los conductores es una de las principales fuentes de ingresos de la institución. Parte de esta recaudación se destina a los dispositivos de vigilancia y cuidado de las carreteras para reducir el número de accidentes. Con el objetivo de seguir mejorando esta parcela, la DGT prevé recaudar 336 millones de euros por multas en 2018. Una medida que servirá para retirar a los imprudentes de la vía.
Un incremento del 2,9% con respecto a 2017 (26 millones más)
Las tasas, los recargos y las multas serán las herramientas del Gobierno para ingresar un total de 931 millones de euros. Una cantidad que incrementará en un 2,9% la previsión de 2017. Aunque la cifra que se prevé percibir con las sanciones de tráfico es la misma que el año anterior.
La finalidad de estos ingresos
La recaudación obtenida de las penalizaciones a los conductores imprudentes se destina a la mejora de la seguridad vial. Este presupuesto sirve para:
– La adquisición de vehículos de gestión de tráfico con el fin de administrar las vías interurbanas
– Mejoras tecnológicas para enriquecer el servicio a los ciudadanos a través de la administración electrónica
– Acondicionamiento de las carreteras y los paneles informativos
– El sustento de los gatos en gasolina, ya que patrullar las vías de circulación, requiere invertir en combustible
– La adquisición de radares que controlen la velocidad de los vehículos y sean capaces de multar a quienes sobrepasen los límites establecidos. En los últimos años también se ha invertido en tecnología de este tipo para helicópteros
– El apoyo a las víctimas de accidentes de tráfico y a sus familiares
– El desarrollo de campañas de concienciación vial
Un montante económico con el que La DGT prevé recaudar 336 millones de euros por multas en 2018 para continuar con la implantación del proyecto de Tratamiento en Movilidad de Accidentes, Denuncias y Gestión de la información general de Tráfico (TRAMO), con el objetivo de reducir el número de accidentes.